Te preguntas que es la Nueva Medicina Germánica o NMG…
y lo buscas en Google y ¡PAAAM! lees esto en la Wikipedia:
“un sistema de pseudomedicina que proclama curar el cáncer y otras dolencias. La Liga Suiza contra el Cáncer ha calificado el enfoque de Hamer como «peligroso, especialmente porque da a los pacientes una falsa sensación de seguridad tal que los lleva a abandonar otros tratamientos efectivos»”
Lo acompañan con un dibujito de la muerte y las letras NMG en colores rojo y negro.
Realmente da miedo. Se te quitan las ganas de saber
Bueno, quizás a ti no, por eso estás aquí.
Aquí arriba puedes ir a conocerme a mi página web y ver los servicios que ofrezco.
Aunque te animo a seguir leyendo y ya me conocerás más adelante.
Ya te dejaré otro botón, no te preocupes.
Vamos a seguir hablando de la Nueva Medicina Germánica o Germanische Heilkunde, como también la vas a encontrar.
En España también se la nombró Medicina Sagrada.
A partir de aquí, el resto de nombres que algunos acomplejados le ponen, son inventados. A menudo para justificar que no saben lo suficiente y que lo van a mezclar con terapias de esas que a veces funcionan y a veces no.
La medicina «oficial» es una de esas, a veces funciona y a veces no.
La NMG no es una de esas, pero tienes que seguir leyendo para entenderlo.
Lo que aprendí de una muerte bonita
Ryke Geerd Hamer, fue un médico alemán al que le retiraron su licencia médica el año 1986, a sus 51 años. Sí, esto sucedió.
Si realmente quieres saber como el conocimiento de la NMG del Doctor Ryke Geerd Hamer o el Dr. Hamer, como le nombramos las personas que le respetamos, puede cambiarte la vida, sigue leyendo. Al final entenderás por qué realmente le quitaron su licencia y te alegrará saberlo y te animarás a saber mucho más.
Sí, no me mires así, te alegrará saber por qué se la quitaron y querrás aprender más. Aunque parezca contradictorio no lo es.
Seguimos.
Pero no se la retiraron porque muriera gente, no fue negligencia médica ni mala praxis. ¿O sí? Vamos a volver a esto también porque es muy importante.
Siempre ha muerto gente y desde hace unos años, la mitad de las personas que mueren lo hacen en los hospitales.
Sí, en hospitales donde trabajan los médicos con licencia. Luego vuelvo a esto y te doy datos.
Pero no lo olvides.
Mueren en los hospitales, donde trabajan los médicos con licencia.
Esto no te lo dice la wikipedia.
El tema es que nadie ha descubierto todavía la fórmula de la inmortalidad, ni creo que sea algo que realmente queramos experimentar. Sería demasiado aburrido ser inmortal.
Quizás el tema no es morir o no morir, morir, moriremos todos. El tema es como morir.
No deberías tener miedo a morir ni a que te hable de esto, ya verás. Te voy a contar una historia muy bonita sobre la muerte.
Hace unos meses murió mi perra Iuka y creo que, aunque no nos guste hablar de la muerte, es algo que va a suceder de forma inevitable tanto la nuestra como la de nuestros seres queridos y vamos a tener que pasar por ello.
Yo lo sabía y me preparé. Te lo cuento.
Y va a ser una mierda, casi con toda seguridad. Pero la muerte de Iuka me enseñó algo muy bonito que creo que a ti también te puede servir.
También te sirve para la partida de seres queridos humanos, tu familia, amigos. No hay distinción en eso.
De verdad, muerte y bonito pueden ir en una misma frase y en una misma experiencia.
Yo ya conocía la NMG del Dr. Hamer y mi vida no había cambiado mucho porque yo ya era alguien que no me gustaba ir al médico ni llevar a mi perra al veterinario. Lo evitaba a toda costa.
¿Entonces conocer la NMG significa no ir al médico? No, yo te cuento lo que yo he hecho. Yo no soy ejemplo de nada, simplemente mis experiencias me sirven para contarte cosas que te van a servir.
Tú haz lo que quieras. NMG sobre todo va de libertad y coherencia. ¿Suena bien, verdad? Ya te digo yo que vas a querer aprender más de esto.
Pero antes lo hacía por miedo, de pequeña, muy pequeña, un año y medio tenía y, lo sorprendente es que me acuerdo claramente, me operaron de estrabismo y la experiencia fue tan traumática que ir al médico siempre ha sido la última opción.
Y una experiencia de mierda en todos los casos por muchas razones: pedir cita y tener que aguantar dolor o malestar durante días por lo tarde que va todo, medicamentos que no me sentaban bien y no me ayudaban en nada. Sentirme tratada como un objeto, como un coche al que le cambian las ruedas o le arreglan la pintura.
No hacerles caso y curarme igual.
No era por rebeldía, era porque no me fiaba.
O sí, era por rebeldía. No lo sé, pero no he sido mucho de hacer caso porque sí.
Para hacer caso tengo que entender el por qué y que me cuadre.
Soy bastante cuadriculada, que le vamos a hacer.
Esta última me hizo pensar mucho desde muy pequeña…
Y eso ha sido un gran aprendizaje. Pude comprobar que la naturaleza hace su curso de forma natural con las enfermedades, antes de conocer las enseñanzas de las 5 leyes del Dr. Hamer.
Ahora que conozco bien esas enseñanzas, además sé el por qué.
Venga, que me enrollo y te quería contar lo de mi perra Iuka cuando murió. Había sido una perra fuerte, mezcla de rotwailler con mil leches, lo cuál le daba un carácter muy peculiar. Era grandota y negra, a mucha gente le daba miedo cuando se cruzaba con nosotras en la calle, así que lo de tener un perro para ligar, a mi no me sirvió.
Ahora ya tenía más de 14 años, llevaba unos meses que estaba en los huesos. Sí que la llevé a que la revisara la veterinaria, simplemente para tener un enfoque más orgánico. Ya te he dicho que una cosa no es incompatible con la otra. Su veredicto fue que estaba todo bien, que simplemente era vieja.
Aunque comía, seguía adelgazando.
Aunque andaba, cada vez le costaba más.
Aunque seguía teniendo ganas de jugar, no podía lanzarla la pelota a más de 20 cm (no exagero) porque se caía si intentaba andar deprisa.
Vi como se apagaba poco a poco, sabía que cualquier día se moriría.
Lo sabía y me preparé.
Germiné bellotas de un precioso roble que hay en nuestra finca para poder plantar uno para ella. Justo hoy he regalado el resto de robles que no planté. Crecerán en fincas cercanas y, aunque las personas que los han recibido no saben la historia, yo sí y eso me hace sonreír. Porque es una historia bonita.
Te sigo contando como me preparé, que me vuelvo a despistar.
Pues elegí el lugar para poder recordarla para siempre y plantar el roble.
Agradecía por cada minuto vivido juntas y se lo decía. Y eso que no fue una relación idílica, no sé si las relaciones con humanos pueden serlo.
Quizás sí con perros, pero creo que no con humanos y yo soy humana, por eso necesitamos conocer la Nueva Medicina Germánica al estilo de los humanos, los animales ya lo aplican todo, simplemente son leyes de la naturaleza, y no lo han tenido que estudiar, pero nosotros hemos ido al revés de la naturaleza en muchas cosas y por eso estamos tan jodidos.
Y por eso tengo que hablarte sobre la muerte para que conectes con ella, aunque sea desde una experiencia tan bonita como fue despedirme de mi perra Iuka. Insisto en lo de bonita.
Iuka no era humana, era una perra y tenía mucho instinto salvaje. Lo demostró hasta el final.
Ya llevaba unas semanas que simplemente se levantaba de su cama para comer, beber o hacer sus necesidades y la mayoría de días la tenía que ayudar a levantarse o la tenía que llevar en brazos.
La verdad que me dolía verla así.
Dormía con pañal por si durante la noche no llegaba a tiempo. Normalmente escuchaba sus intentos de levantarse y bajaba a ayudarla, pero alguna vez no llegaba a tiempo.
En mi mente seguía estando esa perra brutota que en vez de palos jugaba con vigas de madera y árboles caídos, no exagero, era muy bruta de jovencita. Yo me desesperaba de verla llegar llena de barro y arrastrando un árbol (ya caído y seco, por supuesto). Al final aprendí a rendirme con sus trastadas y a disfrutar del espectáculo.
Me hizo reír mucho con sus trastadas inocentes de perra grande y brutota.
Ahora estaba en los huesos y yo la llevaba en brazos.
Imaginé muchas veces como sería el momento y un jueves de mayo de 2024 Iuka ya no quiso comer,
ni beber,
ni levantarse.
Le quedaban hora, días… no lo sabía exáctamente, pero era poco.
Simplemente se tumbó y su respiración se iba haciendo cada vez más débil.
Ahora ya no la sacaba a hacer nada, simplemente puse empapadores que iba cambiando, porque no se movía, ni manchaba la pobre.
Me miraba a los ojos si la hablaba, pero ya estaba lejos.
Ella tenía ese instinto salvaje y sabía tan bien como yo lo que estaba pasando y lo aceptaba. Se había rendido.
Me había preparado para ese momento. Me juré que cuando llegara no la obligaría a nada. Por mucho que quisiera volver atrás, eso no pasaría.
Me había jurado y prometido que aceptaría su ritmo y su tiempo. Que no la obligaría a levantarse, ni a comer, ni a beber, ni a mantenerse despierta. Y mucho menos la llevaría a pasar sus últimos momentos lejos de su casa, de su cama y en manos de gente extraña en un lugar frío que ella odiaba tanto como yo los hospitales, el veterinario.
Le hablaba poco y suave, porque me di cuenta que reclamar su atención la alteraba. Y cuando lo hacía simplemente le decía que podía irse en paz cuando quisiera y le daba las gracias.
Siempre me pareció que entendía lo que le decía y en ese momento también.
No lloré, estaba más entera de lo que esperaba.
En menos de dos días, mientras estaba fuera arreglando otras cosas, Iuka había partido en paz.
Todavía no lloraba.
Hice lo que había planeado, quería velarla hasta el día siguiente.
La tapé con una sábana de cuando yo era pequeña y fui a recoger laurel para ponerle encima con cuidado. El laurel tenía dos funciones: empezar la despedida adornando el lugar con elementos naturales, yo necesitaba esa parte ritualística, y evitar que se llenara de hormigas ya que empezaba a hacer calor y vivimos en el campo.
Además olía muy bien. A las hormigas no les gusta, pero a mí sí.
Lloré, no sé si era alivio, tristeza, pena o yo que sé, todo junto, pero realmente en esos momentos es fácil que te salgan las lágrimas.
Me dejé llorar, yo también quería respetarme.
Avisé a mi madre y a mi hermano que son mi única y verdadera familia que tengo y el domingo por la mañana la enterramos y planté el roble que había germinado meses atrás sabiendo que el más bonito sería para ella.
Estuve todo el día hablando de iuka, un poquito de lo duro de los últimos meses, sobre todo las últimas semanas, pero sobre todo hablaba de los buenos momentos.
Recordé muchas historias y recordaba sus grandes orejas, que no se parecían nada a las de un rotwailler, saltando y moviéndose al correr.
Cariñosamente a veces la llamaba «avioneta». Menudas orejas tenía.
Reía y lloraba con cada anécdota. Me lo permití.
Todavía se me hace un nudo en la garganta al escribir esto y me salen unas lágrimas. Pero si de verdad pudieras verme, te darías cuenta que estoy sonriendo.
Fue una despedida preciosa, llena de paz, con el ritual que a mí me apetecía y que sentía que a Iuka le podría gustar, aunque eso es solo mi imaginación.
Iuka se fue en paz.
Era lo único que deseaba, que se fuera en paz.
Tranquila en su cama y con las personas que la amaban.
Lo mismo me deseo a mí.
Lo mismo deseo para mis seres queridos.
Lo mismo te deseo a ti, aunque no te conozca de nada.
Sí, se que un día moriré y quiero que sea en paz, sabiendo que el momento llega y estar satisfecha de haber vivido.
Con esa sensación que tienes al terminar una fiesta que termina en el momento justo y que termina bien.
Los humanos somos insatisfechos por naturaleza y a menudo no sabemos terminar una fiesta bien… imagínate con la muerte.
La vida es como una fiesta. Quieres pasarlo bien y que termine bien.
Por eso es tan importante aprender las leyes de la naturaleza como humanos. Lo que nos enseñó el Dr. Hamer en su Nueva Medicina Germánica.
Terapias que a veces funcionan y a veces no.
Compren sus boletos señores. ¡Esta noche hay premioooo!
¡Qué alegría que alboroto se lleva el Perrrrooooo Pilotoooooo! ¡Le toca la Muñeca Choooochonaaaaa!
Si tienes menos de 40 años o nos eres de España, puede que no entiendas nada, pero esto se escuchaba en los feriantes de pueblo que hacían sorteos vendiendo papeletas para que te tocara un premio.
Todos los niños queríamos el Perro Piloto o la Muñeca Chochona.
A mí nunca me tocó, teniendo en cuenta que mis padres no me compraban papeletas, era lo más probable también.
Pero nadie quiere que le toque un cáncer, pero tampoco un dolor de espalda, un quiste, un dolor de cabeza, una hemorragia, una diabetes, tener las tiroides descontroladas, tener un ataque al corazón.
Y como no queremos esos premios, nos dicen que no compremos papeletas.
Y ahí empieza el mercadeo de remedios y de prevención,
…pero también de miedo. La vida se convierte en la tómbola del MIEDO.
A mí no me tocó ningún Perro Piloto porque jamás me compraron una papeleta, eso en la feria.
Pero en la vida todos conocemos a alguien que se cuidaba, alimentación saludable, sin vicios, deportista, con una vida equilibrada y que en un momento de su vida…
¡Paaam!
Le toca el Perro Piloto, pero no el de la feria, el otro.
¿Cómo puede ser? ¿Si no había comprado papeletas?
Vanesha era una de esas personas, fue mi amiga. Murió con menos de 35 años.
Cáncer de ovario le dijeron.
Vaya mierda de Perro Piloto.
La operaron, le hicieron radioterapia y quimio. Le dijeron que a veces funcionaba y otras no.
Esta vez no funcionó.
Se lleva la Muñeca Chochona.
Me jode que se juegue con la vida y la salud de las personas como si fuera un sorteo de papeletas.
Imagino que a ti también.
Joder, no hago más que contarte historias de muerte, aunque espero que ya confíes en mí y sepas que también sonrío al recordar a Vanesha.
Fue la primera que me hizo llegar información de la Nueva Medicina Germánica.
Un libro fotocopiado que me dio otra amiga suya que había recogido algunas de sus cosas que me quiso dar.
¿Te puedes creer que esta amiga, que a mí no me conocía, apenas tenía unas pocas cosas de Vanesha y entre ellas había objetos muy especiales que nos unieron? Desde un CD que escuchamos en un viaje juntas a una caja de infusiones que le fui a buscar un día que fui a cuidarla. Si vienes a mi casa y te ofrezco una infusión en bolsita, la sacaré de esa caja.
Vanesha fue quién realmente me enseñó sobre la muerte, quién me enseñó a no tenerle miedo y lo hizo de una forma muy «esotérica». A mí, que soy más cuadriculada que una exposición de Rumikub, la tía va, se me aparece en un sueño a los pocos días de fallecer, me abraza y con su sonrisa me dice que está bien, que no me preocupe. Y yo voy y me despierto y siento que es real y me siento en paz con su partida.
Ya no he tenido más experiencias esotéricas en la vida, pero esta me ha servido tanto, que no necesito más.
Para lo demás, sigo cuadriculada.
Si algo funciona, funciona siempre. Si no funciona siempre, es una estafa o una baratija y no me interesa.
Recordar a Vanesha me pone feliz. Me pasa como con Iuka, sólo me vienen los buenos momentos.
Volviendo al libro fotocopiado que me llegó de ella, Había varias cosas, una era una entrevista en la que el Dr. Hamer contaba sus 5 leyes biológicas.
No entendí nada.
Igual a ti te ha pasado.
Tuvieron que pasar unos años para que me volvieran a hablar de ello en un curso de Bioneuroemoción, lo que viene a ser un poupurri de terapias que un maestro del marketing muy conocido registró bajo este nombre.
Y lo digó así porque me chupé 3 cursos presenciales de más de 10 días cada curso hasta sacarme lo que le llamaban «acompañante en bioneuroemoción».
No es que me lo hayan contado. Lo estudié y me apliqué durante muchas horas. Pensaba que me iba a servir para ayudar a otras personas.
Entonces entendí un poco mejor lo que era la Nueva Medicina Germánica, pero me la enseñaron mal. Ahora sé que era información manipulada y remezclada con otras cosas.
Me di cuenta que quería aplicar lo que me habían enseñado en esos cursos y a veces funcionaba y a veces no.
Vaya mierda.
Te podría contar más cosas que investigué y saqué la misma conclusión: no es por ahí, vaya mierda.
Pero esas cosas las cuento en mis e mails que escribo si te apuntas a mi lista de correo que tienes en mi web.
Un médico sin licencia que no pudo vencer al monstruo
Antes te había dicho que volveríamos al tema y que además saber por qué le quitaron la licencia te iba a animar a seguir aprendiendo.
Recuerda que si quieres aprender conmigo, te iré dejando botones por si quieres ir a mi web.
Creo que todavía no te he dicho que soy bióloga, a mí no me han quitado la licencia, bueno, tampoco me he colegiado, quizás allí tampoco me aceptarían, no lo he probado.
Lo que sí te digo, es que lo que te enseñan en la Universidad está mal, les llaman carreras científicas y son los primeros que corrompen esa palabra: la ciencia.
La ciencia, según la RAE: Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente.
Esto no es lo que aprendes en la Universidad ni lo que te piden para ejercer.
Pero sí es lo que el Doctor Hamer descubrió en 1981 cuando publicó por primera vez su descubrimiento.
Vuelve a leer la definición de ciencia, la definición oficial.
Quédate con estas palabras clave: capacidad predictiva. Lo cual significa que podemos hacer predicciones y, ¡ojo! acertar en el 100% de los casos.
Eso es ciencia.
Pero también quédate con esto: comprobables experimentalemente. Que quiere decir que si otro hace lo mismo, va a obtener el mismo resultado.
Que son reproducibles. Significa que se van a obtener los mismos resultados en un experimento independiente siendo los procedimientos lo más parecidos posible al experimento original.
Mismo procedimiento, mismos resultados.
Siempre.
Esto es la verdadera ciencia
Predicción y reproducibilidad
Tienes que recordarlo. Es muy importante.
No me falles.
Bueno, pues volviendo al Dr. Hamer, el hombre era realmente inteligente, un médico serio, con un buen cargo y una familia feliz.
Lo cuento con detalle en el vídeo que te mando de regalo al suscribirte a mi lista.
Hasta que un día de 1978 le matan a su hijo de una forma terrible e injusta y dos meses después él sufre un teratoma de testículo y su mujer uno de mama.
Perrito Piloto y Muñeca Chochona. ¡Premio gordo para la familia Hamer!
¿O no?
¿Era la lotería macabra de la vida o tenía algo que ver con esa terrible experiencia que habían vivido?
El Dr. Hamer era un hombre inteligente y también era médico. Era alemán, serio y científico.
Así que se dejó de suposiciones y se puso a trabajar. Se puso a investigar.
Había analizado 200 casos de cáncer cuando en 1981 publicó las dos primeras leyes biológicas que fundarían esta Nueva Medicina.